12 octubre, 2006
Entrega seis
(En la que se pretende encender en su cerebro la duda que arde en el mío: ¿Cómo es que llegamos al año 2006 sosteniendo lo mismo que hace bastante más de un siglo: que funcionamos en base a las calorías, y que solo se adelgaza comiendo magramente?
Necio, decía Einstein, es aquel que pretende conseguir distintos resultados utilizando los mismos procedimientos).
ÚLTIMO MOMENTO: "algo raro ha pasado con este blog", hasta antes de ayer, quien no tuviese conocimiento del mismo, podía encontrarlo en la primera página del Google con tan solo anotar algunas palabras (obesidad, Cesáreo Rodríguez, El secreto...). Misteriosamente a partir de ayer esto ya no es posible: la dirección del blog ha desaparecido de la base de datos del buscador (?). Es decir, que quien no tenga conocimientos de ella, no tendrá la posibilidad de encontrarlo jamás.
Les pido, entonces, encarecidamente difundan entre todos sus contactos este blog, que por esas cosas del destino se ha encriptado "inexplicablemente".
Quinta Hipótesis
NO DEBEMOS CONFUNDIR ADELGAZAR CON ENFLAQUECER
En la Primera Hipótesis leyó dos de mis definiciones.
Se las recuerdo:
Adelgazar: Afinar un cuerpo gordo disminuyendo el grosor del panículo adiposo, o engrosar uno flaco aumentando la masa muscular, hasta obtener la imagen óptima que corresponde a la persona que se somete al proceso de adelgazamiento.
Enflaquecer: Disminuir las medidas perimétricas óptimas a causa de una ingesta escasa durante un tiempo prolongado, o por un excesivo consumo energético mientras se mantiene una cuota alimentaria igual a la habitual./* Disminuir las medidas excesivas a causa de perder tejido no graso.
A pesar de las notorias diferencias etimológicas, todos sinonimizan ambos términos, o peor, como ya dijimos para la mayoría flaco no es más que el superlativo de delgado.
Veamos el porqué de esa confusión idiomática.
Para casi todos, el comer no es más que un acto divertido. Divertido tanto como lo es ir al cine o al teatro, dar un paseo, o entretenerse con algún juego de salón, con la lectura o con la computadora.
Y como nadie se enferma por dejar de ir al cine, renunciar a la literatura o dejar de hacer alguna de las otras cosas divertidas, en la conciencia general se ha incorporado la idea que dejar de comer o comer magramente no produce mas perjuicio que no concurrir nunca más al teatro, o, por lo menos, no hacerlo por un largo tiempo.
Todos creen (porque así se les ha enseñado) que la comida no es más que pura energía. Que la boca de cada uno no es diferente a la boca de un horno en la que cuanto más combustible se hecha más calor se produce.
En realidad tan solo un diez o un veinte por ciento de lo que consumimos se transforma en energía (acepto que esos porcentajes pueden ser discutidos), el resto, como vimos más arriba, es substancia plástica que tiene como fin refabricar lo que se nos va gastando (porque he de recordarle que nos vamos “gastando” momento a momento), y es imprescindible proveernos cotidianamente de una correcta cantidad de material para la renovación –o para la reparación, si algo se nos ha dañado–.
Es seguro que nunca pensó que por su cuerpo circulan alrededor de tres kilogramos de glóbulos rojos, que está usted rodeado por entre dos y cinco kilos de piel (según el volumen corporal de cada uno, por supuesto) y que en su interior funcionan varios kilos de vísceras.
Vísceras, piel, glóbulos rojos, blancos y plaquetas, tienen algo en común: deben ser renovados íntegramente más o menos cada tres meses.
Para que se entienda mejor, digamos que exceptuando a todos los músculos y a los tejidos nerviosos, todo lo demás, inclusive los huesos, es renovado varias veces al año.
Aparte, a cada momento debemos fabricar hormonas, enzimas, prostaglandinas, anticuerpos, jugos digestivos y un sinnúmero de productos químicos imprescindibles para nuestra existencia (seguramente la osteoporosis, tan universal en estas épocas, se haya agravado, casualmente, porque las mujeres de estos tiempos comen cada vez menos y peor con el objeto de impedir el engrosamiento de su figura que ocurre con el correr de los años, cosa que es fisiológica e inevitable, y de la que ya hablaremos más adelante).
Es por todo eso que debemos comer buena comida cotidianamente.
Y, obviamente, para reponer, reparar y fabricar lo que la fisiología demanda, según hemos visto, hay que consumir un MÍNIMO INDISPENSABLE DIARIO (MID) de buen alimento: carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas y minerales en los que está incluida el agua.
Si se consume, por cualquier motivo, menos que el MID, o si se requiere una cantidad mayor que la habitual durante un tiempo medianamente prolongado y la cuota alimentaria cotidiana no se eleva, se está incorporando menos que el MID. Por lo que se somete al organismo a un legítimo estado de
CARENCIA ALIMENTARIA
Como decíamos recién, para casi todos el comer no es más que un acto divertido, y el hambre, muy lejos de una necesidad fisiológica básica, no es más que una pasión. Pasión que como casi todas las pasiones puede reprimirse, controlarse, dominarse y hasta suprimirse con “fuerza de voluntad” (o con algún medicamento salvador si es que la fuerza de voluntad no es suficiente. Uno siempre encuentra un “médico solidario” en esas terribles situaciones).
Pretendo demostrarle con esta nueva hipótesis que todo esto no es más que otra falacia.
Los humanos podríamos vivir en total estado de salud (me refiero estrictamente a lo nutricional) consumiendo siempre y solamente carnes y vegetales crudos, tal como lo hacen los demás animales de la creación. Pero inventamos el arte culinario, y lo inventamos tan solo para no hacer aburrido el acto obligatorio y fisiológico de ingerir los nutrientes imprescindibles cotidianamente. Tal como inventamos las tisanas, los caldos y los refrescos para quitarle la monotonía al acto fisiológico y obligatorio de beber agua con frecuencia; y los cerámicos decorados con los que revestimos las paredes de nuestros baños, para darle algo de diversión al aburrido acto, necesario y fisiológico, de vaciar nuestros intestinos cuando haga falta; o las sábanas de seda para hacer más agradable el imprescindible acto de ir a dormir (y de perpetuar la especie, claro).
Desde que los gordos se hicieron tan numerosos como para que la ciencia se ocupara de ellos, todo el planteo terapéutico se basó en un razonamiento, en un presupuesto, en una fórmula:
LOS GORDOS LO ESTÁN PORQUE COMEN MUCHO.
PARA ADELGAZAR, ENTONCES, DEBEN COMER POCO.
En base a esa observación, a ese principio tan elemental, se establecieron actitudes “curativas” que aun hoy se siguen usando con el mismo fervor, entusiasmo y tozudez que hace más de un siglo. Tal como si esas actitudes hubiesen, desde el principio, llevado a todos los “padecientes de gordura” a un final feliz.
Sin embargo en todas estas décadas, como es de público conocimiento, el problema no ha hecho más que agravarse: el porcentaje de personas gordas que forman parte de cualquier grupo humano aumenta en forma geométrica, y en la misma forma las nefastas consecuencias indeseables de las “terapias” impuestas pretendiendo disminuir el porcentaje.
Quiero creer que en este momento en su mente ha surgido una pregunta: –¿En donde está el error?–
Pues, la respuesta es muy simple:
LOS GORDOS NO LO ESTÁN PORQUE COMEN MUCHO.
(Estoy hablando desde el estricto punto de vista orgánico, en un próximo capítulo comprenderá el porqué de esta aclaración.)
PARA QUE ADELGACEN NO HAY QUE OBLIGARLOS A
COMER POCO, SINO ENSEÑARLES A COMER BIEN.
(Aunque coman mucho. Mientras coman bien.....)
La principal herramienta que se ideó en base a aquel equivocado planteo que reza que si uno está gordo es porque come mucho, fue lo que conocemos como “dieta hipocalórica”.
La filosofía del planteo hipocalórico, como ya hemos visto, es la que supone que la gordura no es más que el patológico acaparamiento de los excesos de calorías ingeridas. Para adelgazar, entonces, se deben consumir menos de las que, sesudos cálculos mediante, la persona en cuestión necesita de acuerdo a su sexo, edad y actividad. Las que falten serán compensadas con las que extraiga de sus tan odiados depósitos de grasa.
El adelgazamiento ha de ser, a todas vistas, la consecuencia lógica del proceso.
Pero todo vuelve a estar mal.
Los animales, todos los animales (carnívoros o herbívoros, estrictos o no), recuerde, no vivimos combustionando calorías, sino hidratos de carbono (más específicamente, glucosa) –aquel autor norteamericano, esa vez sí tenía razón al defender las hipótesis que se habían elaborado muchas décadas antes–.
Las tan promocionadas y oficiales dietas hipocalóricas en realidad son
DIETAS CARECIENTES
El someterse durante, digamos, tres meses, que es el tiempo aproximado de toda una renovación de nuestro organismo, a una dieta careciente (hipocalórica) significa para nuestra economía (los médicos usamos mucho esa palabra, con ella nos referimos al sistema de funcionamiento de los procesos corporales en los cuerpos orgánicos, también al cuerpo como un todo organizado. De hecho, en ningún texto médico figura la expresión “cuerpo humano”, siempre la reemplazamos por ese eufemismo: “la economía”) significa, decía, un legítimo ESTADO DE EMERGENCIA NUTRICIONAL: por falta crónica de una adecuada provisión de material de repuesto la renovación no se hará plenamente como la fisiología lo necesita.
Una dieta hipocalórica tradicional aporta al organismo, y en el mejor de los casos, no más de la mitad, pero en general muchísimo menos, del MID, por lo que luego de toda una renovación nadie pretenderá conservar sus imprescindibles tres kilos de glóbulos rojos –seguramente en este momento recuerda a aquella amiga que por someterse a una “dieta extrictísima” se transformó en anémica; o quizá se acuerde de su propia anemia si pasó usted por la prueba–.
El grosor y la calidad de la piel disminuirán (ahora quizá venga a su memoria la vez en que lo sometieron a aquella insufrible dieta de novecientas calorías –dieta Shock, que le dicen– y su piel quedó fina, pálida y ajada. –¿estás enfermo?– le preguntaban sus allegados).
Y el hígado se achica, y los riñones, el páncreas, los ovarios y los testículos (por qué cree, si no, que las muchachas “anoréxicas” dejan de menstruar, y que los varones con ese problema se vuelven impotentes. Los ovarios y los testículos se hacen tan pequeñitos que ya no pueden cumplir plenamente con su función). Y a todos los demás órganos les pasa lo mismo. Todos funcionarán al límite de la RELACIÓN EFECTIVIDAD–TAMAÑO. Y, si sigue empeñado durante mucho tiempo en las novecientas calorías, la relación ha de romperse, y cuando se rompa...
Este es el momento de sacar algunas cuentas. Si usted se alimenta con menos del 50% del MID durante un tiempo prolongado, solo renovará, digamos, el 80% de sus glóbulos, otro tanto de su piel y de sus vísceras. Decididamente las cuentas no dan: ¿cómo ha de renovar el 80% si tan solo ha consumido el 50% de material de renovación?, ¿de donde sacó la diferencia?, Esta respuesta también es fácil de entender: la proteína que le ha faltado la sacó fundamentalmente de sus músculos, querido lector. Son ellos los que ante la carencia prolongada de material proteico de repuesto a que ha sido sometido con una prolongada dieta de hambre le “prestaron” lo necesario como para renovar lo estrictamente indispensable procurando su sobrevida hasta que termine la emergencia. En estos extremos es mucho más importante la oxigenación de su cerebro, las funciones hepática y renal, por decir algunas, que la fuerza muscular. Y nuestra economía es tan sabia que prioriza las funciones vitales a expensas de otras más secundarias. El fin de esta priorización es mantener al organismo vivo el mayor tiempo posible con la esperanza de lograr que la emergencia termine y sobrevivir al evento.
Perder medidas y, fundamentalmente, peso por disminuir el número de glóbulos rojos, la masa visceral y ósea, el grosor de su piel y, sobre todo, el volumen de sus músculos
NO ES ADELGAZAR, SINO ENFLAQUECER
Y nadie ha de querer eso (exceptuando a los médicos que defienden esas brutales restricciones).
Entonces, como ya “llegó a la meta” (supongámoslo), comienza a comer como lo hacía antes, pero esta vez aún mejor que antes. Y el nuevo buen alimento le devuelve a sus músculos las proteínas que estos le prestaron. Y ante un correcto aporte de nutrientes, sus glóbulos, vísceras y piel vuelven a sus volúmenes y pesos originales, como al principio, como antes de la dieta. Y usted se mide y se pesa, y piensa que volvió a engordar. Pero no es cierto: había enflaquecido y ahora tan solo se ha recuperado.
–¡Qué bien estaba cuando estaba tan mal!– exclamó, resignadamente, una paciente a la que convencí de todo esto, cuando recordaba la “espléndida silueta” que había conseguido como premio por morirse de hambre durante varios meses...y que duro mucho menos de la mitad del tiempo que tardó en conseguirla.
Adelgazar quiere decir PERDER LOS EXCESOS DE GRASA ACUMULADA (vuelvo a aclararle que estoy hablando desde el estricto punto de vista orgánico. Mas adelante veremos que ADELGAZAR es un logro mucho más difícil de conseguir de lo que ha creído hasta ahora, pero no se desanime y siga leyendo: la gordura es un gran laberinto, pero es un laberinto del que todos pueden salir. Espero convencerlo cuando llegue el momento).
ADELGAZAR es sentirse cada vez mejor, con mejor aspecto, con más energía, con mejor humor, con la piel más lozana y fresca…
ADELGAZAR significa que sus medidas se reduzcan hasta que consiga las óptimas, las que le correspondan de acuerdo a su sexo, edad, circunstancias, actividad física, herencia y cultura. No a las que “usted quiera”, sino a las que ”le correspondan”.
NUNCA SE HA CREADO, NI HA DE CREARSE, UNA DIETA A LA QUE USTED SE SOMETA Y “ADELGACE”, Y UNA VEZ QUE ESTE DELGADO COMA LO QUE QUIERA (si, total, ya está delgado) Y NO ENGORDE MÁS
Como tampoco jamás habrá ningún medicamento que asegure su delgadez perpetua. Espero convencerlo de que no hace falta ningún “remedio” para conseguir semejante logro. Es más, toda medicación que se le indique “para ayudarlo en la empresa” está tan contraindicada como alguna vez lo estaría algún fármaco que pretendiera lograr que un embarazo dure nada más que veintiún días.
Si en estos momentos esta “a dieta”, pero al mismo tiempo está perdiendo el buen aspecto y las ganas de vivir. Si se siente cambiando un conflicto –su gordura–, por otros peores –su insatisfacción y el horrible sentimiento de que todo lo que logre será forzosamente transitorio–, no está adelgazando, está enflaqueciendo.
¿Para qué otra vez?
En fin, así son las cosas. Y pensar que algunos dudaban cuando yo decía que me censuraban.
Gracias por su apoyo, ponga este blog en donde pueda y dígales a quienes les ponga, que ellos también lo pongan en todos lados. El "boca a boca" no hay nadie que lo pueda detener.
Le mando un beso.
Gracias, Eduardo (y van...).
Realmente me siento impotente. No sé como librarme de los "ladrones de grasas". Le cuento una anégdota:
hace varios años discutimos durante cuatro horas, en un programa de radio muy escuchado aquí en Rosario, OCHO endocrinólogos y yo, la discusión fue apasionante. Pero más apasionante fue lo que pasó al terminar: luego de despedirnos, cada uno enfiló hacia su automovil. Yo lo más campante, cuando uno de los ocho se me adelantó (caminaba mucho más rápido), y al pasar a mi lado, poniendo su mano como pantalla junto a mi oido derecho, como para que nadie escuchara, me recriminó en voz baja, pero como si gritara: -LO QUE PASA ES QUE ESTÁS AVIVANDO A LA GILADA. Y siguió él "lo más campante". (Pido perdón a los que lean esto y no hablen castellano rioplatense, por lo que les traduzco: GIL: tonto, bobo).
Ahora estoy totalmente convencido de que no es el único que me hubiese reconvenido. Si no lo hicieron otros es "porque no estaban allí"... PERO ESTÁN AQUÍ.
Un abrazo, y, otra vez, gracias.
Justamnete hoy he cambiado de PC y como no encontraba su blog lo busqué por google. Tal como dice usted, solo salen entradas de amazon para ventas de sus libros y demas.
Luego recordé su nombre, y verá que si pone "drcesareo" sale su pagina como 1º link.
Besos y animos.
Pd.: Su pagina esta puesta en una entrada en el foro de adelgazar.net (un foro grandisimo).
Gracias por el dato. Lo probé y es cierto.
Prontito va otra entrega, la estamos poniendo a punto.
Un beso.
Hola Doc!
Me ha surgido una duda que aa mi modo de ver, va mas acorde con este capitulo.
Si bien cuando engordamos es porque tenemos exceso de grasa. Pero esta grasa como se acumula en las celulas adiposas? es decir, se incrementan la cantidad de celulas adiposas o cada celula adiposa crece en tamaño?
Gracias por su dedicacion!
Att Jenny (Colombia)
Gracias por comunicarse.
Siga adelante, aún le falta mucho por aprender.
Quedo a sus órdenes.
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